Remedios Caseros para el Mal de Orin

El mal de orín son una serie de infecciones de las vías urinarias que pueden afectar a los distintos órganos asociados al sistema urinario. Dependiendo del lugar donde se origina, la ciencia la define de diferente forma. A saber: vejiga (Cistitis), los riñones (Infección renal o pielonefritis), uréteres (infección de los tractos urinarios) y la uretra (uretritis). 

Normalmente el mal de orín es causada por bacterias que se infiltran en la uretra y se disemina hacia otros órganos. En la mayoría de las ocasiones, el organismo es capaz de eliminar este tipo de patógenos, aunque algunas de ellas pueden llegar a ser muy perjudiciales para la salud. 

Es mucho más común que las mujeres padezcan de este tipo de afecciones ya que su uretra es más corta y se encuentra mucho más cerca del ano que la de los hombres.

Los síntomas más comunes son orina turbia, fétida y con sangre, fiebre baja, dolor y ardor al orinar, calambres en la parte inferior del abdomen o espalda baja y ganas incontrolables de orinar con frecuencia. Dependiendo del alcance de la infección, se pueden manifestar otros síntomas. 

REMEDIOS NATURALES PARA EL MAL DE ORINA

Como se puede apreciar, la manera más adecuada de combatir este trastorno es acudiendo a un médico que recete el tratamiento antibiótico adecuado para combatir la infección. Sin embargo, se pueden utilizar algunos remedios caseros para apoyar el tratamiento farmacológico y reducir de manera eficaz los síntomas, que se mencionan a continuación: 

Perejil

El perejil es un poderoso diurético, lo cual facilita la eliminación de toxinas, bacterias e impurezas a través de la orina y la sudoración. Se debe consumir en infusión preparada con unos 20 gramos de perejil, que deben dejarse hervir por unos quince minutos con agua caliente. Se debe colar y consumir tibia, endulzada con miel. 

Arándanos

Estos frutos silvestres contienen flavonoides (antocianinas y proantocianidinas) los cuales son excelentes para el tratamiento de mal de orin. Adicionalmente contienen propiedades antioxidantes, antiinflamatorias y antiulcerosas que benefician enormemente a la digestión. 

Los arándanos deben consumirse bien sea en jugo, o puros, en cantidades oscilantes a los 250 gramos. Ingiera de tres a cuatro veces por día. 

Cola de Caballo

La cola de caballo contiene propiedades diuréticas y antibacterianas. Esta se puede mezclar con otras hierbas tales como java y vara de oro, lo cual convierte al remedio en un potente antibiótico natural. Se debe preparar una infusión a base de cola de caballo, que debe consumirse tibia. 

Consuma preferiblemente sin endulzantes, ya que el azúcar podría disminuir su efecto antibacteriano. 

Vinagre

El vinagre blanco y el de manzana son potentes antibacterianos y tienen distintos usos para el cuidado de las infecciones urinarias. El vinagre blanco puede usarse en baños de asiento y para lavar los genitales con un poco de agua, mientras que el vinagre de manzana se puede consumir mezclándolo con un poco de agua. 

Uva Ursi

La uva ursi o gayuba es rica en arbutina, una sustancia que tiene propiedades antisépticas y antiinflamatorias. De hecho, es ampliamente recomendada como remedio para las infecciones urinarias. Esta se debe consumir en compañía de Hydrastis y equinácea, unas plantas medicinales antibióticas. 

Se puede preparar una infusión con estas tres plantas, o bien consumir jarabe de uva ursi, el cual se consigue en tiendas naturistas o bien puede prepararse con extractos de las plantas mencionadas, que se consiguen igualmente en tiendas naturistas. 

Ajo 

El ajo es considerado por muchos como el mejor antibiótico natural. Por ello es ampliamente recomendado para toda clase de enfermedades infecciosas, sin contar además sus propiedades antiinflamatorias, las cuales pueden ayudar a reducir la inflamación que algunas bacterias pueden ocasionar.

Se puede consumir puro, masticando un diente de ajo al día para potenciar al sistema inmunológico o preparar una infusión con el bulbo. Esta se prepara hirviendo agua con ajo machacado por unos veinte minutos. Se debe consumir tibia tres veces al día. 

El ajo tiene un sabor muy fuerte y puede ocasionar mal aliento. Tome previsiones. 

Apio

El apio contiene antioxidantes (vitaminas A, Complejo B y C), lo cual ayuda al organismo a regenerar el tejido dañado por la infección, así como estimula la producción de defensas, facilitando la superación de la infección. El aceite de las semillas de apio contiene propiedades antiinflamatorias. 

Se puede consumir en infusión, preparada con unas dos ramitas de apio, acompañadas de manzanilla o rodajas de piña. El efecto analgésico y digestivo de la manzanilla es beneficioso durante el mal de orin. La piña por su parte es diurética, lo que favorece la eliminación de bacterias.

Prevención del mal de orín

La mejor manera de curar no solo el mal de orin, sino cualquier enfermedad es la prevención. Prevenir las infecciones urinarias consiste en crear hábitos que ayudarán a mejorar la calidad de vida y fortalecer al organismo contra cualquier infección. En atención a ello, los médicos recomiendan lo siguiente: 

  • Cuidar la higiene personal: Especialmente a la hora de limpiarse después de acudir al sanitario. Limpiarse de adelante hacia atrás evita que la materia fecal entre en contacto con los genitales y ocasione infecciones. En el caso de los hombres, lavar correctamente el pene durante el baño es una manera de prevenir infecciones. El lavar adecuadamente los genitales previene toda clase de enfermedades infecciosas. Lleve una higiene equilibrada, abusar de ella también es perjudicial. 
  • Llevar una vida sexual sana: Algunas prácticas sexuales tales como el sexo anal y/u oral pueden ser perjudiciales para la salud si no se hacen con la debida higiene. Los médicos de hecho, desaconsejan estas prácticas, más aún si el individuo tiene más de una pareja sexual. Es recomendable orinar inmediatamente después del coito. 
  • Evitar el uso de baños públicos: Siguiendo con el punto anterior, se debe evitar frecuentar baños públicos, ya que la forma en que estos son aseados en ocasiones no es la más adecuada para eliminar bacterias y/o gérmenes. 
  • No aguantar las ganas de orinar: Los expertos desaconsejan retener o contener la orina, ya que esto podría permitir a las bacterias alojarse en el tracto urinario y expanderse a otros órganos más delicados. 
  • Mantenerse hidratado: El beber abundante agua favorece la expulsión de bacterias a través de la orina y mantiene limpio el tracto urinario, ello sin contar los demás beneficios que tiene mantener una hidratación eficaz. La cantidad recomendada por expertos en salud es de 8 a 10 vasos por día como mínimo. 
  • Disminuir el consumo de bebidas alcohólicas: El alcohol puede ser extremadamente perjudicial para los riñones y el tracto urinario, ya que son irritantes y debido a su enorme cantidad de radicales libres, pueden perjudicar el trabajo no solo de los riñones, sino del hígado, haciéndolos más propensos a infecciones. 
  • Llevar una dieta balanceada: Consumir alimentos bajos en sal, reducir el consumo de frituras y bebidas carbonatadas favorece la digestión y reduce las probabilidades de contraer enfermedades infecciosas, ya que el organismo puede eliminar con más facilidad impurezas, toxinas y patógenos. 

Datos adicionales a tomar en cuenta.

Acudir al médico tan pronto se manifiesten los síntomas anteriormente mencionados es fundamental, ya que este tipo de enfermedades pueden llegar a ser de moderadas a graves si no reciben el cuidado adecuado. 

Las infecciones urinarias son la antesala a infecciones renales, por lo tanto si el paciente manifiesta síntomas como escalofríos, temblores y sudoración nocturna, malestar general, fiebres muy altas, dolor de costado, espalda o entrepierna, debe acudir a emergencias. 

Otros síntomas que pueden ser causados por una infección renal son piel muy caliente o enrojecida, confusión mental (en personas mayores), náuseas y/o vómitos. 

Hay algunos factores agravantes como la edad avanzada, diabetes, enfermedades degenerativas como el Alzheimer o el delirio, tener una sonda vesical, incontinencia intestinal, cálculos renales o próstata inflamada, embarazo o el proceso postoperatorio de intervenciones relacionadas con las vías urinarias. 

Como la enfermedad puede atacar a varios órganos importantes y tiene síntomas similares, la manera más adecuada de diagnosticarla es a través de un análisis de orina o un urocultivo en muestra limpia.

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