Aceite de emú

En el basto mundo de los aceites, los aceites animales quizás son de los menos conocidos. Los beneficios del aceite de pescado, por ejemplo, son ampliamente promocionados y difundidos. No obstante, existen otros aceites de origen animal que no gozan de tal popularidad a pesar de que son capaces de otorgar grandes beneficios. Este es el caso del aceite de emú, una sustancia obtenida de una ave endémica australiana similar al avestruz. 

Aceite de emu

El aceite de emú es rico en ácidos grasos esenciales como el omega-3 y es un poderoso antiinflamatorio, capaz de tratar un gran número de afecciones cutáneas. Además, esta increíble sustancia es capaz de ayudar en el alivio de malestares gastrointestinales y demás condiciones relacionadas con la inflamación. 

Aunque aún no tiene la popularidad de otros aceites de origen animal, el aceite de emu cada vez es más conocido alrededor del globo. Su uso, heredado de las tradiciones medicinales de los aborígenes australianos, se ha difundido rápidamente gracias a las increíbles propiedades de este aceite. 

Historia del uso de aceite de emú

El uso del aceite de emú tiene su origen en la cultura de las tribus aborígenes australianas. Según los registros existentes de su tradición oral, el uso de esta sustancia se remonta a más de 4.000 años. Entre los principales usos del aceite de emu en estas culturas está el tratamiento de dolores menores, de heridas menores y la protección de la piel de los elementos ambientales. 

Los pobladores originarios de Australia utilizaban el aceite de emú además en el tratamiento de numerosas afecciones cutáneas como el acné, los eczemas, la psoriasis, la culebrilla y la rosácea. Como cosmético, esta sustancia era empleada para mejorar la apariencia del cabello, evitar su pérdida y controlar la caspa.

Con la llegada de los exploradores europeos a Australia, los aborígenes compartieron sus tradiciones medicinales con estos, introduciendo en la cultura europea el uso de aceite de emú como un protector solar e hidratante natural, además de repelente contra insectos. 

Hoy en día, gracias a su creciente popularidad, existen prolíferas granjas de emúes no sólo en Australia sino en otros países como Estados Unidos y la India. La comercialización de aceite y carne de emú se ha convertido en años recientes en una industria multimillonaria alrededor del mundo. 

¿Cómo se obtiene el aceite de emú?

El emú, cuyo nombre científico es Dromaius novaehollandiae, es por su altura la segunda ave más grande del mundo, sólo detrás del avestruz.

Los emúes se caracterizan por tener largos cuellos y piernas, muy similares a los del avestruz, llegando a alcanzar hasta 6.2 pies de altura.

El aceite de emú es una sustancia derivada del tejido adiposo de estas aves. Dependiendo del método de extracción y de la dieta del emú, el aceite obtenido puede presentar desde una coloración blanquecina y una textura cremosa hasta una consistencia fina, líquida y amarillenta. 

De acuerdo a sitios especializados, de los 45 kilogramos que puede llegar a pesar un emú adulto, 10 kilos (un poco más del 20% del peso total del ave) corresponde a grasa corporal. El principal depósito de tejido adiposo se encuentra ubicado en la espalda del emú y es conocido como la “almohadilla trasera”. 

Una vez se ha extraído la grasa corporal del ave, esta sustancia atraviesa numerosos filtros y es procesada hasta que se obtiene el aceite puro.

Dependiendo de los distintos niveles de filtración y procesamiento se obtienen los distintos tipos de aceites de emú. 

La mayoría de los aceites de emú comercializados atraviesan un proceso completo de filtrado y purificación para garantizar la eliminación de bacterias y agentes contaminantes en la sustancia. 

El proceso de refinamiento del aceite de emú tiene un impacto directo en la calidad del mismo, siendo los aceites más puros los que contienen mayor cantidad de ácidos grasos esenciales. La calidad de vida de las aves en las granjas también impacta de forma directa la calidad del aceite de emú. 

Composición del aceite de emú

De acuerdo a especialistas en medicina alternativa, las cualidades terapéuticas del aceite de emú provienen de su composición: hasta un 70% del aceite de emú está compuesto por ácidos grasos insaturados.

Estos ácidos grasos son una combinación de omega-9, 6 y 3, y es posible que sean los responsables de las cualidades antiinflamatorias del aceite de emú. 

Además de estos ácidos grasos, el aceite de emú es rico en otros componentes con cualidades antioxidantes y vitaminas. Entre las sustancias que se pueden hallar en el aceite de emú están las siguientes:

  • Ácido oleico: un ácido graso monoinsaturado, este compuesto está asociado con la disminución del colesterol malo y el aumento del bueno. Además, contribuye a la rápida absorción de los compuestos bioactivos presentes en el aceite de emú.
  • Ácido linoleico: este compuesto es un ácido graso poliinsaturado, capaz de promover la salud de la piel, combatiendo la hiperpigmentación y los síntomas del envejecimiento. 
  • Ácido linolénico: un ácido graso omega-3, este compuesto tiene propiedades antiinflamatorias, ayudando a combatir y prevenir la aparición de enfermedades crónicas como la artritis. 

Además, el aceite de emú es rico en eicosanoides, moléculas especialmente importantes que intervienen en el control de numerosas funciones corporales. Estas moléculas funcionan como mensajeros en el sistema nervioso central y tienen un impacto directo en los procesos inflamatorios asociados a la actividad física y a la influencia de toxinas y agentes patógenos. 

Finalmente, este aceite contiene vitaminas A y E, que son especialmente útiles al momento de tratar afecciones cutáneas y la inflamación.

La vitamina A tiene poderosas cualidad antioxidantes, lo cual ayuda a evitar el daño celular por el estrés oxidativo, protegiendo la piel, al mismo tiempo que potencia el sistema inmunológico. 

La vitamina E juega un papel importante en la regulación de los niveles de colesterol y en la prevención del daño hecho por los radicales libres. 

Beneficios del uso de aceite de emú

Debido a su composición, el uso de aceite de emú puede reportar grandes beneficios a la salud. Heredado de la tradición medicinal de las tribus originarias australianas, hoy en día aún se investiga el impacto positivo del consumo y aplicación de esta sustancia.

A continuación se señalan cuales son los beneficios conocidos del uso de aceite de emú:

  • Antiinflamatorio: probablemente uno de los beneficios más conocidos del aceite de emú es su poderoso efecto antiinflamatorio. Según investigaciones, el uso de esta sustancia es especialmente efectivo en el tratamiento de condiciones crónicas como el síndrome inflamatorio intestinal y la artritis, además de las inflamaciones del oído. 
  • Promueve la hidratación y la absorción de la piel: por sus componentes y su origen animal, el aceite de emú es fácilmente absorbido por la piel. Esta característica puede ser aprovechada para potenciar los efectos hidratantes de otros productos, creando una capa protectora sobre la piel, evitando así la resequedad. 

Según estudios, el aceite de emú puede además compartir esta propiedad con otros compuestos al ser mezclado, razón por la cual se recomienda su uso junto con otros agentes hidratantes.  

  • Estimulación de la regeneración de la piel: según investigaciones, la aplicación de aceite de emú puede ayudar a multiplicar el número de células sanas en la piel. Este efecto se traduce en una reducción notable en la aparición de arrugas, una apariencia rejuvenecida y una recuperación efectiva de la piel dañada por el sol.

Adicionalmente, el aceite de emú ha demostrado ser efectivo en el tratamiento de diversas afecciones cutáneas como la dermatitis seborreica, la alopecia, la rosácea, la hiperpigmentación y las culebrillas.  

  • Curación de las heridas: el efecto combinado de las cualidades anelgésicas y antioxidantes del aceite de emú, además de su fácil absorción, lo convierte en un poderoso aliado en el tratamiento de pequeñas cortadas, moretones y quemaduras. 
  • Repelente contra insectos: gracias a los terpenos encontrados en el aceite de emú, la aplicación de este aceite puede ayudar a prevenir las picaduras de insectos. Estos compuestos tienen un efecto desorientados y repelente en la mayoría de los insectos, por lo cual es una alternativa bastante efectiva a los repelentes convencionales. 
  • Reducción de los niveles de colesterol: con efectos similares a los del consumo de aceite de oliva, un consumo regular de aceite de emú podría ayudar a controlar los niveles de colesterol en el torrente sanguíneo, según estudios. 
  • Tratamiento de úlceras: según investigaciones, la aplicación continuada de aceite de emú podría tener un efecto protector. En algunos casos, incluso logró ser capaz de reducir el tamaño de las mismas. 
  • Reducción de la sensibilidad en los senos: una condición común en las madres lactantes, la aplicación de aceite de emú podría ayudar a reducir las molestias y los dolores asociados a la lactancia, según estudios.

El efecto hidratante del aceite de emú ayudaría a evitar la resequedad, el agrietamiento y el dolor en el área de la areola y el pezón. Aún son necesarias mayores investigaciones al respecto, pero los resultados preliminares son bastante prometedores. 

Riesgos y precauciones del uso de aceite de emú

Debido a su composición biológica, muy similar a la de la piel humana, el aceite de emú es reconocido como una sustancia hipoalergénica. Así, este aceite obstruye los poros ni causa irritaciones al ser aplicado directamente sobre la piel. A pesar de esto, es recomendable hacer una pequeña aplicación antes de iniciar un tratamiento con aceite de emú para descartar posibles reacciones adversas.

En casos de pieles muy sensibles, la aplicación directa de aceite de emú podría llegar a ocasionar cierta irritación, aunque estos casos no son tan usuales.

La ingesta y el uso interno del aceite de emú es igualmente considerado seguro y beneficioso dada su composición rica en ácidos grasos esenciales y vitaminas. Según los estudios realizados, los efectos adversos del consumo de aceite de emú no son comunes. 

Un factor importante a tomar en cuenta antes de iniciar cualquier tratamiento con aceite de emú es el origen del mismo: al ser de origen animal, las condiciones de vida de los emúes afectan la calidad del aceite.

Por esta razón, se recomienda utilizar únicamente productos verificados, que aseguren condiciones de vida dignas para estas aves: los mejores aceites provienen de aquellos emúes con dietas ricas y balanceadas y con suficiente espacio para esparcirse. Los emúes criados en condiciones inhumanas generan aceites de mucha menor calidad, además de las implicaciones éticas del proceso productivo. 

En general, se recomienda consultar con un especialista antes de recurrir al uso de aceite de emú. Durante cualquier fase de la gestación y la lactancia, así como bajo tratamientos médicos de cualquier tipo, se recomienda contar con el asesoramiento de un especialista.

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